De pájaros, silencios y eternidades

A Lina Tur Bonet, bartokiana, vivaldiana, intemporal

Pero también cabe entender el silencio como una entidad siniestra, un pozo sin fondo en el que, inevitablemente, se hunden todos los sonidos como en una suerte de agujero negro de la escucha, el horror primordial que la precede y el que se abre tras su clausura: lo que explicaría la nerviosa rapidez con la que ciertos oyentes se ven impelidos al aplauso apenas concluye la ejecución de una obra (o las neuróticas toses que inficionan las pausas entre los movimientos de una misma composición). El silencio como metáfora de la aterradora infinitud del cosmos.

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