Sabias palabras

Música de las Esferas. José Luis Téllez. Fórcola Ediciones. Madrid, 2021.

Tener entre manos un libro de José Luis Téllez (si además está tan cuidadosamente editado por Fórcola, como es habitual) siempre es un placer. Porque el escritor y crítico musical siempre tiene la palabra justa y la reflexión precisa. En este caso son una serie de breves  relatos escritos, como comenta el propio autor en una nota a la edición, entre agosto de 2018 y marzo de 2021. En esa misma nota. Téllez le da plena libertad al lector para su discurrir por las distintas teselas que forman este bello mosaico.

Bajo el aristotélico título de Música de las Esferas podemos reconocer la habitual escritura del autor, con ese bagaje cultural tan vasto y que aparece en cada poro de lo escrito. También se reconoce, si se me permite la expresión de invención propia, ese “culteranismo posmoderno” que consigue que el lenguaje siempre nos enseñe, que el continente sea tan interesante como el contenido. En fin un nuevo disfrute entre las manos.

Son, si no he contado mal, 21 textos de muy diferente temática aunque cada uno pueda trazar el hilo conductor que le plazca, y que quizá coincida con el del escritor. Sería arduo y no tendría razón de ser comentar cada uno de ellos, pero señalaré, por puro interés personal, algunos de los más atractivos para mi. Como por ejemplo el escheriano El abismo de los libros, una auténtica maravilla. O Amor condusse noi ad una morte que nos hace recordar aquella bella e intrigante película de 1944 La mujer del cuadro de Fritz Lang protagonizada por una atractiva Joan Bennett y un atribulado Edward G. Robinson.

También relacionado con el mundo de la doble mirada sobre la pintura destaca El retrato. Y para terminar y resumiendo este muy recomendable mundo, el breve pero muy atractivo texto que da nombre a todo el volumen y que acaba con estas sabias y bellísimas palabras: “Los hombres contemplan la Música de los Ángeles sin saber que se trata de música, y no saben que las múltiples formas de esas músicas están hechas para ellos. Porque cada hombre, cuando nace, recibe la partitura de su destino y sólo cuando muere es capaz de desentrañar su sentido: y puede entonces, cantándola, incorporarse para siempre a la Música de las Esferas”.

Javier del Olivo

Este artículo se publicó en Platea Magazine el 19 de junio de 2021